Luego de ello entre chamameses y sapucai, con el camino con barro agarrando todos los charcos posibles llegamos a los de los Mare donde fuimos muy bien atendidos por Negrita y don Mare a quien Alberto por sordo le decía "Mario". Inmediatamente de eso fuimos a saludar la mar a la playa con nuestro amigo a quien besamos en el pico (una botella de licor muy rico). El cielo se ve desde ahi en todo su explendor y abundan estrellas fugaces, satélites, y otros fenómenos astrológicos y astronómicos que vistos por Alberto dijo: "...quuuuee puta e' eso???".
Dormimos, y a la mañana temprano empese a molestar (unica manera de despertar a mi compañero). Así el sábado ya salimos rumbo a Punta Sacavino, en una remada de apox 12 o 13 km. No teníamos un objetivo a cumplir, mas que aprovechar el día remando lo que se pueda y haciendo buen campamento. Así hicimos playa unos kilometros antes de la zona llamada Sacavino, porque la buena playa nos tentó, y mientras Alberto preparaba la picadita yo preparaba una paella a fuego lento. Fuego con leña, si Gonzalo, pero con cuidado.
Pueden ver la foto en la pagina. Comimos, hicimos playa, y tomamos sol con mate tereré, hasta luego de una buena siesta al estilo iguana, como a eso de las cinco de la tarde, decidimos emprender una vuelta rumbo a Mare porque a unos kilometros antes habiamos marcado otras entradas muy buenas para acampar. (aparece en la foto donde descansan las naves y es el lugar del video). Ese lugar nos acogió con arena fina, mucha leña, protección del monte petrificado, y con vista al amanecer que nos regalaria una buena foto con colonia de flamencos pasando inclusive.
Hicimos ahi un buen poso donde prendimos el fuego que se mantuvo casi toda la noche en que luego de una sopa crema, con crema largavida, arvejas, caldo, cebolla desidratada y zanahoras, con otros ingredientes secretos, una botella de buen vino tres cuarto, y posterior licorcito, y tras larga charla sobre filosofía, apagamos y tapamos, para ir a dormir.
Antes improvisamos una barrera para el viento que estaba ya bastante fuerte, y debimos subir los kayak mas a la costa porque el nivel de la laguna habia subido un poco debido al oleaje. Al otro dia me levanté cinco y media o seis, que se yo, al amanecer para sacar fotos, preparé buenos mates con escones, mientras a Alberto le roncaba. Despertado este individuo mande un mensaje a Mare para que le avisen a Carlos que llegariamos en hora y media. Creo que fuimos mas que puntuales dado que llegamos y ya casi todos estaban embarcados.
Carlos Martinez en el doble con Mauro, Carlos en el Linyera y Emilio en el Pordiosero. Carlos preguntó si teniamos agua, y nos sacó puestos para hacer el cruce a Miramar. Este cruce tiene unos 23 km, y si bien se ve costa, esta está muy lejos en algun sector. En el medio del recorrido, mientras el doble iba a las chapas y Carlos también, con Alberto y Emilio andabamos con un poco de fiaca ya, así que para subir la moral saqué la radio del tambucho y puesta en los elasticos escuchamos unos chamamese emitidos por una radio de Balnearia.
Recuperados de ánimo, guardamos para que no se arruine con la sal y le dimos pala hasta Miramar. Vieron que nosotros necesitamos un kilo de comida por kilometro recorrido, bueno, Carlos es todo lo contrario, en dos dias de remo no consumió mas de la mitad de su botellita de medio litro, y para remar 23 km le alcanza con una aceituna.
La cosa es que en Miramar nos econtramos con Hugo, que habia ido con su señora y estaba en Hotel, nosotros medio cansados estabamos a la espectativa de a ver que decía Carlos. Era posible que nos salga con que quiera remar 500 leguas pal norteeee. En ese caso nos atrincherariamos en la habitación de Hugo en el hotel.
Al rato llegaron los de Santa Fe cuyos nombres se me escapan. Resulta de ellos una contradicción muy simpática, uno de ellos es cura, y navega un Cruz Diablo. La cosa es que hicimos un almuerzo en la playa y desplegamos una muy linda picada que nos recuperó el ánimo y las ganas de seguir remando. Salimos en patota pal medio. Ahora si estaba lindo, habia muy lindas olas y Carlos en una muy oportuna decisión cambio el rumbo a fin de ir con viento en popa, así logramos unas barrenadas espectaculares.
Llegando a costa, en realidad una zona semi pantano, Hugo y los santafesinos volvieron a Miramar. Nosotros exploramos el lugar avistando flamencos en colonias. Me di cuenta que aquí el agua no era salada, y mientras Los Carlos, Emi, y Mauro siguieron por esa entrada molestando los bichos rosados, con Alberto nos tentó una entrada que parecía ser Rio, y efectivamente era la desembocadura del Xanaes. Nos metimos y encontramos buen lugar para desplegar la parafernalia campamentista.
Fui de un pique a buscar la tropa, no vaya a ser cosa que Carlos quiera seguir remando 8000 leguas al norte. Y luego de una exploración en el Xanaes, y de haber recordado el relato de Eduardo en que se encontró con el pescador Miguelo, hicimos campamento. No falto primero el mate, el licuado de banana, la picada, las sopas extrañas de los Martinez, el aperitivo islero (mescla de espumante blanco, tinto, y trago energizante) y unos fideos con salsa picante, atun, y crema. Luego postrecito royal.
Tanto para el licuado (que viene en sobres desidratado) como para los postres llevamos botellas de leche largavida que es mas rica y no se pone fea. Debo mencionar que a esta altura Carlos ya habia probado todo lo que le convidamos, lo que denota que estaba rico. A la noche salimos a buscar leña y nos perdimos en la isla. Luego de renegar un rato encontramos el campamento. Pasamos noche en dos carpas en grupos de tres y Mauro fue al Medio de Alberto y Yo. Debo decir que con Alberto extrañabamos nuestras novias, y Mauro en zunga con anteojos Raiban,
...bueno sigo contando. Al otro día desayuno, y a remar. Pasamos por un sector que se llama playa grande, donde saludamos a un lugareño de apellido Truco, que quizas alguna vez visitemos utilizando ese lugar como base dado que tiene acceso por tierra. Luego el cruce hasta Mare, pero en el medio reencuentro con los santafesinos que por tierra habian ideo de Miramar a Mare para el reencuentro.
Era muy loco ver dos puntitos que venian remando a nosostros mientras la laguna estaba planchada, en esa inmensidad. Nos saludamos y ellos siguieron rumbo, mientras nosotros seguimos nuestra vuelta y se comenzaba a picar la laguna con vientos que venian de todos lados pero no eran preocupantes. Ya faltaba poco y la barranca de Mare era cada vez mas grande, hasta el arribo.
Alberto y Mauro se bautizaron metiendose al agua por haber sido su primera vez en Mar Chiquita. Emilio tambien se metió pero de loco nomás, el ya había ido para el desafio trunco del Xanaes de este año. Cuando volviamos de nuestro primer campamento charlabamos con Alberto concientes que estábamos disfrutando y divirtiéndonos que eso era posible luego de haber pasado un proceso bastante largo que uno casi ni cuenta se da. Mucho tiene que ver Carlos que no solo nos "saca a remar" sino que ademas nos ha incorporado esta forma no competitiva sino mas bien cooperativa de disfrutar de la naturaleza, el agua, etc.
En fin, cuento un poco lo que hicimos carente de datos técnicos y de grandes aventuras náuticas, es solo mi visión de un fin de semana que me dio mucha felicidad. Me hubiera gustado que hubiese estado Jorge, porque a el lo encontré una vez en la costa y empezamos a remar juntos una amistad que merece coronarse un dia de estos con alguna salida en otro entorno. A todos les mando un abrazo y espero que los que no fueron esten en alguna próxima, solo hay que remar lo mas que se pueda, disfrutando y comprendiendo nuestros limites (y el del compañero que rema al lado que tambien son nuestros limites), y tratarlos de superarlos dia a día.
Chan, chan!
Nada para agregar, es como ver las fotos de la salida.
Me parecio que era notorio el por que de las practicas de los sabados a la tarde de por lo menos, algo mas de tres horas.
Ahora trataremos de que este tiempo sea remando en la practica, son los plazos que no proponemos en cualquier travesia que pretenda objetivos a distancia.
Nuestra Mar Chiquita nos pide que estemos preparados para recorrer al menos 30 km por tramo para llegar de la costa a las islas o al norte como esperamos este año.
Tambien tener en cuenta que la distancia se logra con la constancia en la remada, mas que con la velocidad, que tan buena prensa tiene. Ir mas rapido no significa ir mas lejos, pero remar mas tiempo en esas tres horas que mencinonamos si se traduce en velocidad promedio adecuada para un buen avance. La regularidad nos lleva mas lejos que la rapidez. Con todas las transferencias sociales que le quieran cargar en esta epoca de elecciones en el pais.
Sobre las creaciones culinarias solo puedo agregar que son un plus en las salidas muy apreciable, sin cambiar el fin de las mismas. Desde salchichas de la polinesia, con sabor a medusa del mar de tasmania, hasta los fideos moñito, no tienen comparacion al mejor restaurant que podamos imaginar.
Como bien señala Diego, ahi no estamos en un lugar "cinco estrellas", sino miles de estrellas.
Un abrazo.
Carlos N.
Amanecer y flamencos. |
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Amanecer y las naves. |
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Buscando campamento. |
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Descansan las naves. |
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El equipo. |
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Llegada a Miramar |
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Paella y pa mi. |
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Proa a punta.r |
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Flamingos |
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Playa Grande |
Fotos provistos por Alberto Cabello:
Desayuno en el campamento Xanaes. |
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Encuentro |
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Espuma de mar. |
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Bisarro |
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Morfi. |
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Sal... |
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